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Día 3, miércoles. YA ESTAMOS TODOS

El día anterior fue tranquilo por lo que pudimos dejar todo listo para salir a pista, así que el despertador no suena hasta las 7:47.


Y menos mal que hemos podido dormir algo más, porque el día que nos viene encima es duro. Primer día en el que ruedan los 4 coches y los 16 pilotos. Además, muchas horas de pista; 3 por la mañana y 3 por la tarde.


Para la comida y la cena tenemos un catering que está muy bien, sin embargo, el desayuno nos lo compramos nosotros. Para nuestra desgracia la persona encargada de esa labor enfermó el primer día y tuvimos que sobrevivir sin ella. El resultado? Tercer día seguido que voy a desayunar y solo quedan sándwiches de queso, solo queso. Pues ya empiezo el día malhumorado y con hambre, porque me niego a comer eso un día más. La comida se hace hacia las 12:30 así que aguanto sin comer nada hasta la hora de la comida.


Con hambre, pero vuelvo a lo mío. El día anterior había preparado un pequeño breafing, que primero hice a solas con uno de mis pilotos, y que aproveché para preparar el briefing que iba a hacer hoy junto con el team manager con todos los pilotos. Había quedado en que 30 minutos antes de salir a pista juntábamos a todos los pilotos y entre los dos hacíamos la reunión.


El momento de la reunión ya ha llegado y el jefe del equipo no está por ningún lado. Después de unos minutos de una búsqueda poco fructífera, me acerco al dueño del equipo para ver si él sabe dónde está. Con cara de pocos amigos me dice que está haciendo unas “Taxi laps” con los alumnos para enseñarles el circuito. Genial! Le digo que le llame y que le haga venir lo antes posible.


Mientras llega, aviso a todos los pilotos de que en 5 minutos nos reunimos en la carpa enfrente del box. Como un perro pastor, tengo que ir dirigiendo a los pilotos hacía allí, si no lo hago, no hay manera de que se junten todos. Cuando apenas quedan 15 minutos para que empiece la sesión aparece el coche de alquiler en el pit lane y se para enfrente de nuestro box. Ahí sale el jefe del equipo y apresuradamente se acerca hacía donde estamos nosotros.

La reunión pasa a ser a una lectura acelerada de los puntos que había redactado, sin detalles y sin opción a que los pilotos intervengan. Acabamos con la sesión ya empezada y da la sensación de que los nervios de los pilotos les han impedido escuchar nada.


La sesión comienza, y no hace falta que transcurran más de 30 minutos para percibir la que se nos venía encima. Sabía que lo de controlar 2 coches iba a ser duro, pero el hecho de que tenga que utilizar dos radios y comunicarme con 8 pilotos, creo que era inimaginable.


A todo esto, uno de los coches que aún no había rodado, no para de dar fallos de ABS. Sabemos que cuánto más se rueda menos fallos hay, pues menos grasa sueltan los rodamientos, pero parece que los pilotos no lo entienden. No son capaces de hacer 2 vueltas seguidas sin parase en boxes a quejarse de que con el coche así no pueden conducir. Que quieren ABS y que limpiemos los sensores. No entienden que si paramos 30 minutos, son 30 minutos menos con el coche rodando y ese tiempo perdido y retrasado para solucionar el problema. Así que una pelea continua con los pilotos. Además, como las ruedas las han destrozado con planos me tengo que surtir de las ruedas del otro coche, así que no hacen más que quejarse también de que las ruedas están viejas y que el coche es inconducible. Sin embargo, lo de inconducible no solo se lo achacan a las ruedas, sino que también piden un cambio de setup.


¿Os acordáis de que antes os he dicho que no había desayunado? Pues cuando voy a comer me entra la risa. Como es un día muy ocupado y hay mucha gente, entre los empleados del equipo, los estudiantes, pilotos, familiares e invitados, cuando voy a comer ya no queda casi nada. Con lo único que queda, improviso un plato de arroz blanco con algo que parece hummus. Es un buen intento, pero tengo que tirarlo pues está incomestible. Parece que ahora tampoco me toca comer.


El día avanza con sus más y sus menos. Por suerte no hay más sobresaltos que los esperados y parece que sumidos en la vorágine, el tiempo pasa más rápido. Para cuando me doy cuenta, son casi las 19:00 y estoy ansioso por que monten el catering, para hincar el diente a algo. ¡Y pienso ser el primero!


Pero esto son las carreras, y aunque todo tendría que estar perfectamente planeado, no suele ser así. Uno de los pilotos conoce a un ingeniero experimentado muy habilidoso con las estrategias. Como este año ha cambiado el modelo de coche, con el consiguiente cambio en tiempos por vuelta, consumos, capacidad del tanque de combustible… parece que la estrategia puede ser algo diferente a la de otros años. Así que nos convoca al team manager, a los otros 3 pilotos de su coche y a mí para reunirnos con este ingeniero.


La reunión está siendo interesante y fructífera, sin embargo, cuando montan el catering y la comida está lista para servirse, el team manager amablemente interrumpe la reunión y dice. Chicos, creo que vamos a hacer una pausa para comer, que algunos como el ingeniero no han tenido ocasión de comer nada al mediodía. Si! Un poco de compasión.


El día acaba hacia las 00:00 y nos vamos todos exhaustos y con ganas de dormir al hotel.







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